Esqueleto humano encontrado en el famoso naufragio de Antikythera

por | 22 septiembre, 2016

Los huesos de dos mil años de antigüedad podrían producir el primer estudio de ADN de una antigua víctima de un naufragio.

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Un científico tiene, frente a él, una caja de Tupperware grande llena de bolsas de plástico que contienen, cada una, agua de mar y un trozo de hueso teñido de rojo. Abre uno e inspecciona su contenido. Varios arqueólogos se ciernen detrás de él, a la espera de su veredicto. Están esperando una nueva hazaña nunca lograda antes – el análisis de ADN de alguien que ha estado bajo el mar durante 2.000 años.
A través de la ventana, la luz del sol brilla en el agua cobalto. Los investigadores están en la pequeña isla griega de Antikythera, a 10 minutos en bote de los restos de un buque mercante de 2.000 años de antigüedad. Descubierto por pescadores de esponjas en 1900, los restos del naufragio fueron los primeros en ser investigados por los arqueólogos. El objeto más famoso que ha salido, hasta la fecha, de este pecio, ha sido un dispositivo de relojería sorprendentemente sofisticado que modela los movimientos del Sol, la Luna y los planetas en el cielo.
Pero el 31 de agosto de este año, los investigadores hicieron otro descubrimiento revolucionario: un esqueleto humano, enterrado debajo de medio metro de fragmentos de cerámica y arena.

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Pocos días después del hallazgo, un experto en análisis de ADN antiguo llega para evaluar si el material genético puede ser extraído de los huesos. En su camino a Antikythera, este científico está dubitativo. Pero a medida que saca los huesos de sus bolsas se encuentra con una grata sorpresa. Hay poco material calcáreo pero está bien conservado.

 

El científico está de acuerdo en seguir adelante con la extracción de ADN cuando obtenga el permiso de las autoridades griegas. Se necesita aproximadamente una semana para averiguar si la muestra contiene ADN.
El descubrimiento ofrece la oportunidad de ampliar los límites de los estudios de ADN antiguo. Hasta ahora, la mayoría se han llevado a cabo sobre muestras de climas más fríos, como el norte de Europa.